A 144 años del Combate Naval de Iquique, cada comuna del país recuerda el heroico acontecimiento, donde el capitán del modesto barco Esmeralda, Arturo Prat, abordó la embarcación enemiga del Huáscar, comandada por el capitán peruano, Miguel Grau, dando la vida por la defensa de la patria.
El hecho ocurrió en 1879, cuando la región de Tarapacá pertenecía a territorio peruano, en medio de la declarada Guerra del Pacífico.
Arturo Prat, quien tenía un profundo sentido de deber hacia su país, ingresó a la Escuela Naval de Valparaíso, desde donde egresó con el grado de oficial de marina, siendo ascendido a teniente segundo de la marina con tan sólo 17 años de edad por su destacada actuación en la captura de la embarcación Covadonga, durante lo que fue anteriormente el Combate Naval de Papudo en la Guerra con España en 1865.
Luego de destacar en otros estudios superiores y como profesor, gracias a su ascendente carrera, es nombrado comandante de la embarcación Esmeralda, con la misión de combatir por la defensa de su país.
Ya habiendo zarpado junto a su tripulación al norte del país y encontrándose en el acto de guerra para tomar Iquique, Prat dijo a sus hombres antes de abordar el Huáscar peruano como arenga: “Muchachos, la contienda es desigual. Nunca se ha arriado nuestra bandera al enemigo; espero, pues, no sea esta la ocasión de hacerlo. Mientras yo esté vivo, esa bandera flameará en su lugar y aseguro que, si muero, mis oficiales sabrán cumplir con su deber”.
Entonces Prat abordó la embarcación enemiga y luego de combatir recibió un disparo, mientras su dotación continuó la lucha con gran valentía, aunque finalmente todos los integrantes de su tripulación fallecieron derrotados al hundirse la débil Esmeralda tras un segundo choque con el Huáscar.
Esta memorable gesta por su actitud de valentía y compromiso patriótico continúa reviviéndose cada 21 de mayo, con diversas actividades educativas y de recreación del episodio en prácticamente todos los colegios de Chile, de lo que fuera la derrota y pérdida de Prat, que cimentaría los posteriores triunfos combativos del ejército chileno para finalmente salir victorioso de la guerra del pacífico y tomar el extremo norte.