Casi una década después de la promulgación de la Ley de Televisión Digital, una normativa que se volverá obligatoria en todo el país a partir de la próxima semana, la televisión chilena se prepara para una transformación histórica el 15 de abril, marcando el cambio más significativo en 65 años: el paso de la televisión analógica al 100% digital. Este proceso representa un desafío tanto para los canales de televisión abierta nacionales, regionales y locales como para las audiencias, quienes deben adaptar la tecnología en sus hogares.
El denominado “apagón analógico” implica un cambio fundamental en la forma y frecuencia de la transmisión televisiva de señal abierta, lo que permitirá una mejora notable en la calidad de imagen, alcanzando resoluciones de 4k y 8k. Sin embargo, esta transición, que se ha estado llevando a cabo en todo el país desde principios de marzo, requiere que los propietarios de televisores más antiguos adquieran un decodificador o una antena digital para seguir disfrutando de la programación.
Según Andrés Moya, director del Centro de Informática y Computación de la Universidad de La Serena (CICULS), para la mayoría de las personas el cambio tecnológico apenas será perceptible, ya que la única diferencia será la numeración de canales con decimales, como canal 7, canal 7.1, canal 7.2, canal 13, canal 13.1. La televisión ofrecerá una alta resolución similar a la señal por cable o YouTube, brindando una mejor calidad de sonido e imagen. Aquellos que utilicen servicios de cable no experimentarán ningún cambio significativo en su experiencia televisiva.
Sin embargo, según advierte Carolina Malebrán, Doctora en Ciencias Sociales y académica de la Escuela de Periodismo de la Universidad de La Serena, habrá sectores de la población que sí se verán afectados, especialmente los adultos mayores y los habitantes de zonas rurales, quienes probablemente no cuentan con televisores modernos.
Moya explica que, de acuerdo con la ley, los comercios solo pueden vender televisores con la norma TVD incorporada, lo que implica que el decodificador ya está instalado en el televisor, y solo se necesita adquirir una antena receptora, con un costo aproximado de $15.000. Para aquellos televisores que no cuentan con esta norma, será necesario comprar un decodificador adicional, que tiene un valor de $30.000, además de la antena.
Además de este desafío inicial para la audiencia, existen otras dificultades relacionadas con la familiarización con la nueva tecnología y la garantía de una conectividad exitosa en diferentes puntos del país. Malebrán señala que se eligió la norma japonesa para su implementación en Chile debido a su mayor estabilidad en condiciones geográficas similares a las del país, aunque podría haber problemas de recepción de la señal en la etapa inicial.
La llegada de la televisión digital marca una nueva era en la transmisión de contenidos, incentivando a los canales locales a elevar su nivel y participar en el mercado de la TV digital. Sin embargo, aún quedan detalles por ajustar para garantizar una diversificación de contenidos y una conexión exitosa con las diferentes comunidades.
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