Un estremecedor caso de esclavitud infantil quedó al descubierto en la zona central de Chile. Se trata de una niña boliviana de tan solo 8 años, quien fue vendida por su propia familia para trabajar como sirvienta en una vivienda de la ciudad de Rengo, en la Región de O’Higgins.
Según un reportaje emitido por Teletrece, la menor debía levantarse a las 4 de la madrugada para realizar labores domésticas como hacer las camas, barrer y limpiar el hogar, entre otras tareas.
El fiscal de Rengo, Osvaldo Yáñez, detalló que la niña fue vendida por sus familiares a un matrimonio boliviano que se había trasladado a Chile por motivos laborales. La transacción se realizó por 350 mil pesos chilenos.
La pequeña vivía en un campamento de la comuna de Rengo, donde era obligada a realizar todas las tareas del hogar bajo amenazas y crueles castigos. “Se le privaba de comida, se le golpeaba e incluso, en algunas ocasiones, era obligada a dormir a la intemperie”, relató el fiscal.
La situación era aún más alarmante: la niña no tenía acceso a educación, sufría constantes maltratos psicológicos y nunca fue inscrita oficialmente, por lo que no contaba con una identidad. “Ella podría haber desaparecido y nadie se habría dado cuenta”, advirtió Yáñez.
Una vecina cambió el destino de la menor
Una vecina del campamento, al observar durante varios días a la niña sucia, golpeada y con señales evidentes de desnutrición, decidió intervenir. “La vecina había presenciado los malos tratos. En varias ocasiones le dio comida, ya que la menor pasaba días sin alimentarse”, señaló el fiscal.
Gracias a su denuncia, Carabineros logró rescatar a la niña y trasladarla a un hogar de menores. No obstante, lo más sorprendente ocurrió poco después: la abuela de la menor se presentó en el centro para intentar recuperarla. Sin mostrar remordimiento, reconoció haberla vendido.
Detenciones y medidas judiciales
Con todos los antecedentes recabados, la Fiscalía y la Policía de Investigaciones detuvieron tanto a la abuela como al matrimonio que mantenía en condiciones de esclavitud a la menor. Todos fueron formalizados y quedaron a disposición de la justicia.
Actualmente, la niña permanece bajo protección en un hogar de menores, donde recibe atención especializada para abordar las graves secuelas físicas y emocionales que le dejó esta experiencia.