Cada episodio que se conoce del caso de secuestro con homicidio, tráfico de drogas y armas -que quedó al descubierto el viernes 18- impacta por la crueldad de los hechos descritos por dos imputados y una de las víctimas, un mecánico de 28 años que logró escapar de sus captores y que hoy está siendo reubicado por el Ministerio Público para proteger su integridad en el medio de una investigación que, según las autoridades del sector, no tiene parangón en La Araucanía.
La duda que surge entre los investigadores se remonta al origen de la disputa: el robo de armas y marihuana que desató la tragedia. En el expediente judicial hay luces de que las primeras sospechas no estaban dirigidas a E.C.M.B., apodado el “Cacharra” (46 años), y E.A.A.M., alias “Jani”, quienes días antes habían efectuado algunos trabajos en el predio de Héctor Artigas y María Ancalaf. De hecho, según uno de los testigos e imputado en el caso, que está prestando colaboración para esclarecer los hechos, fue esta última quien mencionó por primera vez el nombre del “Cacharra” ante Cristopher Jara, el dueño de las especies robadas.
Uno de los formalizados declaró ante el Ministerio Público que Jara sospechaba que “Richy”, apodo del también imputado en el caso, Ricardo Aránguiz, se había quedado con las armas, pues él y su pareja, Julieta Pérez Ancalaf, habían sido los encargados de ocultarlas. “El día 2 de junio, yo estaba en mi casa en el campo, en la mañana crucé a la casa de A.V.C. y ahí estaba el Cristopher en su casa junto al (Diego) Mansilla. Ahí el Cristopher le decía al A.V.C. que fuera a acompañarlo a recuperar sus armas, porque tenía desconfianza del “Richy”, este es la pareja de la Julieta Pérez Ancalaf. Ahí el A.V.C. me dijo que si lo podía acompañar, yo le dije que sí, porque pensé que iban a ir a eso no más a preguntarle por las armas”, dijo el acusado.
Fue entonces cuando se subieron a una camioneta Subaru color blanco y fueron a pedir cuentas al predio de la familia Ancalaf. Iban armados con una escopeta y el objetivo final era recuperar las armas. Luego de transitar 11 kilómetros, cerca de las 13 horas llegaron a la casa de María Ancalaf, pero no había nadie. Esperaron durante dos horas y ahí otro de los imputados -que también decidió colaborar ante la justicia- coincide en que en ese minuto las sospechas giraban en torno al rol de “Richy” en la sustracción de las especies. “Entonces llegaron la Julieta, la María y el “Richy” y se fueron hacia la casa de la Julieta, pero solo entraron la Julieta y su mamá, y el “Richy” se quedó afuera. Esto porque el Cristopher le dijo que no entrara al “Richy”. Así que entraron a la casa y ahí el Cristopher le dijo a la Julieta que desconfiaba del “Richy” porque éste dio el dato para que robaran las armas, y ahí la Julieta le dijo que no, porque ella estaba averiguando quién había sido; en eso la María le dice que andaban buscando datos, pero ella altiro nombró al “Cacharra””, declaró.