Fue la primera de cuatro noches insuperables visualmente. Coldplay reabrió el Estadio Nacional para los conciertos y lo hizo con todo.
La banda arribó al escenario luego de ser teloneados por dos enérgicas mujeres: Princesa Alba y Camila Cabello.
Con varios minutos de atraso, inusual para los ingleses, el show partió con Higher Power bajo una amenazante nube negra que cubría todo el recinto ñuñoíno.
Una posibilidad de aguacero que se concretó justo cuando Chris Martin entonaba Paradise. Se convirtió en un momento inolvidable para los fans donde música, agua y luces se fundieron en un gran espectáculo.
Esto porque las pulseras que el grupo entrega a quienes asisten a sus conciertos funcionaron a la perfección desde el minuto uno, marcando instantes que incluso hicieron llorar de emoción a quienes observaron como se prendían y apagaban al ritmo de los mejores hits de sus ídolos.
La magia del cotillón
Así, mientras varios se conmovían con la llamativa puesta en escena repleta de tinteneos de colores, otros gozaban con el cotillón, que se lanzó unas cinco veces durante la presentación, y los fuegos artificiales, que no solo fueron relegados para el final, sino que acompañaron toda la jornada inaugural de Coldplay en Chile.
Una propuesta capaz de dejar boquiabierto a cualquiera, mientras de fondo sonaban éxitos como Viva la Vida, Yellow y My Universe y un Chris Martin que en español lanzaba frases a sus seguidores.
“Guapos y guapas, gracias por existir”, dijo el vocalista, que había aguantado estoico la lluvia y el frío extremo de apenas 7 grados de temperatura a esa hora, con pura polera, y que incluso hizo un mea culpa por lo caro de las entradas cuando vinieron a Espacio Riesco el año 2007.
El apagón que encendió
Dicho mea culpa de Chris Martin fue un gesto de amabilidad como muchos que tuvo durante toda la jornada. Incluso, mientras interpretaba animado A Sky Full of Stars, tuvo que enfrentar un extraño apagón.
Uno que si bien dejó a todos estupefactos, pensando que había sido debido a un corte de luz por la lluvia, el frontman aprovechó de tal forma que pidió que todos dejaran los celulares de lado y, cuando volvió a encenderse todo, todos cantaran y bailaran sin pensar en la tecnología.
Una jugada que llamó la atención y que según la producción estuvo fríamente calculada, por lo que no habría sido más que una forma de invitar a los asistentes a gozar más del recital. “Es la forma que tienen de hacer que la gente deje sus teléfonos”, explicaron.
De esta forma, Coldplay iluminó la noche santiaguina a punta de su colorida puesta en escena, donde la lluvia aportó y Chris Martin y los suyos dejaron claro que vienen decididos a coronarse como uno de los shows de año.