El problema de las personas que carecen de buen juicio o sentido común es que nunca se dan cuenta que deben renunciar cuando cometen un error imperdonable. La falta de criterio de la ministra del Interior Izkia Siches quedó en evidencia, una vez más, cuando acusó al gobierno anterior de haber ocultado que un avión repleto de ciudadanos venezolanos expulsados había retornado al país trayendo de regreso a todos los pasajeros. Lamentablemente, como Izkia Siches ha dado repetidas muestras de falta de criterio desde mucho antes que asumiera el Ministerio del Interior, hay buenas razones para esperar que esta vez no se guíe por el sentido común. Eso hace improbable que presente inmediatamente su renuncia al cargo por la irresponsabilidad de hacer una acusación tan seria sin primero verificar los hechos.
En una declaración, mientras testificaba ante la comisión de Seguridad Ciudadana de la Cámara de Diputados y Diputadas, Siches añadió leña al fuego al comentar el supuesto vuelo que había traído de regreso a las personas expulsadas del país: “Realmente es algo gravísimo. La cantidad de recursos que implica trasladar un avión lleno de personas y retornarlo entero. ¿Dónde están esas personas que tienen indicación judicial de expulsión? Por lo mismo, cuando hagamos nuestras expulsiones que sean necesarias, tenemos que garantizar que no nos pase lo mismo, porque es una chambonada, a nivel nacional, que es realmente impresentable”.
Es imposible encontrar una justificación para las destempladas y falsas declaraciones de Siches. Es más, ya que Siches está acusando al gobierno anterior de un delito, resulta incomprensible que no haya anunciado que su gobierno iniciaría acciones legales por ese delito. No, Siches optó por ironizar y dijo: “Así que mis felicitaciones al gobierno anterior que tuvo la capacidad de tapar esto con tierra, no sé cómo”. Sin entender su propia responsabilidad ante lo que ella creía era información veraz, Siches mostró incluso falta de criterio en la forma en que reaccionó a esa información que ella creía cierta y que, por lo tanto, compartió con el Congreso Nacional y con todo el país.
Peor aún, lo que resulta realmente insólito es que Siches —ni aparentemente ninguno de los miembros del equipo que la acompañaba en el momento o que trabaja con ella en el Ministerio del Interior— no haya verificado la veracidad de esa seria acusación. Los listados de pasajeros de los aviones que entran y salen del país están en poder del Estado. Era perfectamente posible obtener una lista de vuelos realizados a Venezuela y chequear la información. Incluso se podría haber ordenado una investigación que incluyera entrevistas a los pilotos que volaron los aviones y a los funcionarios que recibieron los aviones que regresaban al país. La conspiración a la que Siches hizo referencia debió haber involucrado demasiado gente como para que un hecho así pudiera ser tapado con tierra.
Los abogados saben que para poder realizar una acusación, especialmente si es así de seria, deben tener evidencia. Los periodistas saben que deben tener varias fuentes creíbles que verifiquen una noticia antes de poder presentarla a sus editores para su posible publicación. Los médicos, por cierto, antes de recomendar un tratamiento para una enfermedad, especialmente si esta es grave, sugieren a los pacientes que pueden hacerlo obtener segundas opiniones después de revisar cuidadosamente los resultados de los exámenes. Lamentablemente, Siches solo repitió lo que aparentemente era un rumor. En vez de ser ministra de Interior, optó por ser chismosa.
Esta no es la primera vez que Siches muestra su falta de sentido común. En su primera actividad pública como ministra, optó por desoír los consejos de expertos y de la policía y entró a zona de conflicto en los territorios —que, por cierto, equivocadamente llamó Wallmapu— sin la debida protección policial. Cuando fue recibida a balazos, debió huir del lugar. Anteriormente, como Presidenta del Colegio Médico, también demostró que hablaba mucho más rápido de lo que pensaba.
Cualquier persona con criterio y sentido común que haya cometido la cantidad de errores no forzados que han producido un daño de credibilidad al gobierno, probablemente estaría presentando su renuncia al cargo. Precisamente porque ella es amiga personal de Boric, Siches debiera sopesar el daño que sus irresponsables acusaciones hacen a la credibilidad del gobierno del recién inaugurado presidente. Pero, como siempre ocurre con las personas que carecen de criterio, es improbable que Siches voluntariamente presente la renuncia. Tal vez la presión política la obligue a renunciar en los próximos días o semanas. Pero aún si eso ocurre, el daño que le ha hecho Siches al gobierno será difícil de reparar. Cuando personas sin criterio asumen cargos de tal importancia, sus errores se convierten en la noticia y los costos de esos errores los termina pagando todo el país.