Con el comienzo de esta estación, los días comienzan a acortarse mientras las noches se alargan, señalando el camino hacia el frío invierno. Los árboles, en un proceso natural, cambian el color de sus hojas antes de dejarlas caer, preparándose para los meses venideros.
Una de las señales más evidentes del cambio estacional es el paulatino descenso de las temperaturas desde el día del equinoccio. Este descenso gradual anuncia la próxima llegada del solsticio de invierno, que tendrá lugar el 21 de junio en el hemisferio sur.
Durante el equinoccio, el Sol alcanza su punto más alto en relación con un punto de observación en el ecuador terrestre, debido a la perpendicularidad de la inclinación de la Tierra al ángulo de luz solar. Este fenómeno resulta en una distribución casi equitativa de luz y sombra en la Tierra.
Es importante destacar que los equinoccios ocurren en las mismas fechas tanto en el Hemisferio Norte como en el Sur. Por lo tanto, mientras el hemisferio sur experimenta el equinoccio de otoño, en el hemisferio norte comienza la primavera.
Además, las variaciones más pronunciadas entre las estaciones astronómicas se observan en las zonas más al norte y más al sur de los respectivos hemisferios. Sin embargo, en el ecuador, las condiciones climáticas son más estables a lo largo del año.
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