La trama detrás del secuestro de Collipulli que terminó en torturas, un homicidio y 12 imputados en prisión preventiva

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En siete horas la Fiscalía de Alta Complejidad expuso ante el juez de Garantía de Collipulli, Daniel Riquelme, uno de los casos más violentos que ha remecido a la región. La indagatoria, iniciada a inicios de junio por la PDI y el Ministerio Público, partió como un confuso secuestro del que nadie entendía nada.

De a poco la fiscalía logró cerrar el círculo y armar el puzle. Todo gracias a los pocos imputados que, buscando beneficios futuros, han colaborado en la indagatoria. El jueves se entregaron dos. Ese mismo día se detuvieron cuatro más. El viernes cayeron cinco y ayer en la madrugada se entregó el último.

Los hechos relatados por la fiscalía durante la audiencia revelan lo que fue la trama de esta historia. El punto de inicio —que incluye dos secuestros violentos, torturas y un homicidio— es el miércoles dos de junio. Ese día, nueve de los doce imputados que fueron formalizados ayer se reunieron en la casa de uno de ellos ubicada en la comunidad Choin Lafkenche en el sector Victoria Unida de la comuna de Collipulli.

A todos les preocupaba un asunto: el robo de armas de fuego y marihuana que habían sido escondidas en el predio de dos de los imputados. De acuerdo a los antecedentes —revelados en el Juzgado de Garantía de Collipulli por el fiscal regional de La Araucanía, Roberto Garrido— el objetivo de ese encuentro era acordar un plan para recuperar los bienes robados.

El asunto no habría sido tan complejo de resolver ya que los nueve sospechaban de una sola persona: un mecánico de iniciales E. A. A. M (28). Esta persona no era un desconocido ya que semanas antes había hecho algunos trabajos en el predio. Ese día, dijo el fiscal según presentes en la audiencia, los imputados acordaron ubicar al sospechoso y exigirle que devolviera las cosas que supuestamente había robado.

Los nueve imputados echaron a correr su plan. Los hechos que presentó la fiscalía ante el tribunal revelan que una de las imputadas llamó por teléfono a la víctima para pedirle que le arreglara uno de sus autos que estaban en el predio. El mecánico aceptó y otro de los imputados lo fue a buscar hasta su casa para llevarlo al terreno donde ocurriría el secuestro.

Hechos de “violencia inusitada”

Una vez que llegaron, de acuerdo a los antecedentes recabados por los fiscales y la PDI, la violencia se desató y comenzaron los ataques. Tres de los imputados lo golpearon, dijo el Ministerio Público, con “objetos contundentes”. La víctima trató de escapar, pero sus esfuerzos habrían sido inútiles ya que otros dos imputados lo golpearon hasta que se cayó al suelo.

Quienes estuvieron presentes en la audiencia comentan que la exposición del Ministerio Público —que además de Garrido estuvo a cargo de los fiscales Enrique Vásquez y Felipe González— continuó exponiendo que los imputados inmovilizaron a la víctima y la trasladaron a una bodega en la parte trasera del terreno. Los golpes no cesaron y entre medio los imputados lo habrían interrogado sobre las armas y la droga aparentemente robadas. Como no obtenían respuestas, los golpes aumentaban de manera aún más violenta.

Los imputados no estaban conformes porque pese a todo el daño que le estaban provocando, no obtenían ninguna respuesta satisfactoria. En ese momento, expusieron los persecutores, la víctima fue trasladada de lugar. Aquí aparece un nuevo imputado, que es hijo de una de las mujeres del grupo, quien fue el encargado, juntos con otros sospechosos, del traslado.

La víctima fue llevada a otro predio ubicado en el sector Mulito, también de la comuna de Collipulli. En esta operación la tortura habría continuado con nuevas maniobras realizadas, ahora, en uno de los ríos que atraviesan el terreno. Por eso fue que el sábado el vocero de la Fiscalía de La Araucanía, Miguel Rojasreconoció que la causa se trataba de hechos de “violencia inusitada”.

La segunda víctima

Todo ese miércoles los imputados presuntamente involucrados en los hechos no cesaron sus torturas. Querían respuestas y aparentemente no se iban a detener hasta encontrarlas.

Como seguían sin obtener la información que necesitaban, durante los días siguientes —jueves, viernes y sábado de esa primera semana de junio— los imputados construyeron un refugio, juntaron alimentos y mantuvieron secuestrada a la víctima. En este momento se sumó un nuevo imputado cuya función habría sido la de ayudar en la custodia.

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